Los que dejan huella - 20 historias de éxito empresarial - page 222-223

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Yo no tuve estudios universitarios. No, mis padres no podían en aquella épo-
ca, pero sí hice unos estudios primarios muy buenos porque el maestro del
pueblo era excepcional y me enseñó lo fundamental. Con más edad, sí sentí
la necesidad de mejorar mi formación y ampliar mis estudios. Hice dos más-
teres: uno en Comercio Exterior y otro en Gestión Directiva. También me he
formado en multitud de cursos de todo tipo. Bien que lamento no haber pa-
sado por la universidad, porque me reconozco alguna laguna intelectual de
base, pero bueno, esa circunstancia ha sido subsanada ahora con mis hijos, ya
universitarios de primera magnitud, uno en la Escuela de Caminos de Madrid
y los otros dos en ICADE.
Amí no me costó un trabajo excesivo abordar el proceso creativo de fundar
una empresa. Llegué al área empresarial desde el área comercial. Desde los
17-18 años ya me movía en el ámbito comercial, siempre he sido un hombre
muy inquieto, me ha gustado el contacto y la relación con las personas, me he
ilusionado por las cosas, y tuve la oportunidad de trabajar por cuenta ajena
en las primeras empresas de mi vida, siempre muy cerca de los retos y de los
compromisos de la empresa... Fue un aprendizaje muy bueno con los empre-
sarios, con mis jefes de entonces, cada uno con su estilo porque, ahora lo veo,
actuaban de una manera diferente a como yo lo hice después, porque a mí me
gustaba lo bueno que veía en ellos pero yo quería mayor nivel de compromiso.
Eso es lo que he logrado con el tiempo: hacer realidad un compromiso mucho
más serio, mucho más riguroso, lo que yo creo que debe ser el compromiso
social del empresario.
La atención de los empresarios debe centrarse en alcanzar un alto nivel de
compromiso con sus obligaciones. La mayor generosidad que podemos tener
es el compromiso con el proyecto, que al empresario no le cueste trabajo cum-
plir diariamente con sus obligaciones: fiscales, financieras, sociales, labora-
les… El empresario tiene que vivir con eso, no puede estar en el filo de la navaja
del cumplimiento y mucho menos fuera de la legalidad. Las leyes nos pueden
gustar más o menos pero hay que cumplirlas y, en ese sentido, el empresario
tiene la obligación de ser ampliamente generoso.
Un sueño cumplido
Manuel Peláez Castillo,
granadino de Benalúa de las
Villas (1937), no pudo estudiar
en la universidad pero impulsó
con destreza y prudencia el
grupo industrial ECISA, que hoy
factura más de 120 millones de
euros, da trabajo a 400 personas
y opera en los mercados
internacionales.
Manuel Peláez Castillo
ECISA Corporación Empresarial
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