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es erróneo e injusto. Son un complemento básico para el desarrollo de la em-
presa. El desarrollo de obras donde participan 15, 20 ó 30 agentes ajenos a la or-
ganización de la empresa –fontaneros, carpinteros, etc.– si no se coordina bien
y no tienes gente con lealtad, es muy difícil trabajar a gusto. Nosotros en ese
sentido tenemos unos equipos fantásticos de gente con mucho talento.
Manuel Peláez Castillo dedica ahora buena parte de su tiempo a la fundación
que lleva su nombre y que se creó en 2004. La Fundación nació para promocio-
nar actividades relacionadas con la ciencia y la educación, con la conservación y
restauración de bienes del patrimonio histórico valenciano, y con el impulso a la
integración de discapacitados y a las actuaciones para los empleados del grupo.
Me siento muy orgulloso de la Fundación y del envidiable trabajo que está de-
sarrollando en el ámbito de la responsabilidad social. Es la culminación de mi
carrera profesional y empresarial. Miro hacia atrás, miro la trayectoria, y me
siento satisfecho y orgulloso de haber sido coherente con mis principios, con
mi manera de entender las cosas. Una de las alegrías de mi vida ha sido poder
generar mucho empleo. Otra es comprobar que el cambio generacional ha en-
grandecido mi proyecto. El ver cómo ese proyecto se engrandece, supera sus
problemas y sigue adelante, en el ámbito nacional o internacional como esta-
mos ahora, es una satisfacción enorme, un sueño cumplido.
Un sueño cumplido
