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con los pies en el suelo, porque lo de la visión de futuro es fácil verlo cuando
algo ha tenido éxito y miramos hacia atrás, pero también ha habido en el ca-
mino algunos fracasos que, por aquello de ser optimistas, diremos que nos han
servido para engordar el currículum por la vía de la experiencia.
El grupo emplea en la actualidad a 2.400 personas y describe como sus factores
de éxito la cultura de servicio, la creatividad y el servicio innovador, el rigor pro-
fesional y la fidelidad y honestidad. Vectalia siente el orgullo de ser una empresa
familiar que nunca ha perdido su carácter.
Afortunadamente, el talento en las personas no es uniforme. Muchas veces
digo, y no me avergüenzo aunque pueda parecer una aberración, que no hay
que inventar sino copiar lo que está bien hecho y funciona, y, si es posible,
mejorarlo. No soy muy amigo de experimentos, aunque confieso que algunas
aventuras empresariales que no dieron resultado se hubieran podido evitar si
yo mismo me hubiera aplicado la fórmula.
El talento es el trabajo. Me aplico la ecuación de “Si lo hace Juan… puedo
hacerlo yo” y, a partir de ahí, es cuestión de voluntad y trabajo. Por supuesto,
hay que tener un buen equipo y cubrir todas las necesidades técnicas y admi-
nistrativas con gente formada y con talento. Tengo motivos para estar muy
satisfecho del equipo que me ha venido acompañando a lo largo de mi trayec-
toria profesional y no me importa decir que el talento es el de mi equipo, y
que mi único mérito ha estado en trabajar y en conseguir que ese equipo esté
motivado y aplique su talento a la empresa.
No puedo engañar. Quienes me conocen saben cuál es mi concepto de la fa-
milia, la gran importancia que le doy como fundamento de nuestros valores y
principios. Quiero a mi familia como a ninguna otra cosa, pero reconozco que
no he tenido con mis hijos cuando eran niños una atención directa, como si a
mi manera entendiera y justificara que lo mejor que podía hacer por ellos era
trabajar y estar pendiente de los negocios.
Hoy tengo a algunos hijos integrados en la estructura empresarial con dis-
tintas responsabilidades y, aparte de lo que llevan en los genes y mamaron,
como vulgarmente se dice, algo habrán aprendido de la dedicación que hemos
prestado a la empresa.
Creo que la empresa familiar tiene algunos inconvenientes pero también
muchas ventajas con respecto a otro tipo de empresas. Si miro hacia atrás no
logro ver que, en mi caso, la familia haya dificultado o haya sido un obstáculo
para la toma de decisiones en la empresa. Siempre he procurado difundir la
idea de que las decisiones hay que tomarlas con criterios profesionales aunque
no sean siempre del gusto de todos.
En cambio, sí entiendo que es muy importante conocer quién se va a res-
ponsabilizar de una nueva actividad en el grupo, antes de iniciar una nueva
“aventura empresarial”. Recuerdo que mi padre, cuando le proponíamos algún
negocio nuevo, siempre nos decía: “¿Dónde está el hombre?”, es decir, quién
será el responsable. Por supuesto que la actividad empresarial está directa-
mente relacionada con el riesgo. Lo que define al empresario es su capacidad
para jugársela y asumir riesgos y, desde luego, no todos los negocios salen
como en principio se esperaba, pero lo que es un suicidio es iniciar un negocio
sin tener plenamente definida la estructura de responsabilidades y que la gen-
te esté capacitada para llevarlo a cabo.
Por supuesto, en nuestro grupo tenemos un protocolo familiar. Somos
conscientes, en general, de los problemas que afectan a las empresas familia-
res y tratamos de aplicar la medicina preventiva. Una mayoría de mis hijos ya
están integrados en la empresa, con distintas responsabilidades. En mi expe-
riencia, aunque los mayores problemas que afectan a las empresas familiares
suelen aparecer con la tercera generación, que en nuestro caso aún no se ha
incorporado a la empresa, hemos tratado de establecer una estructura sólida
dentro de la organización para que quede salvaguardada, en la mayor medi-
da posible, la identidad empresarial y sus objetivos. El objetivo final de estos
protocolos siempre está orientado a la pretensión de que la empresa, que la
componemos una gran cantidad de personas, no solo la familia, pueda perdu-
rar en el tiempo creando empleo y bienestar.
Cuando una persona se incorpora al organigrama de la empresa, lo verda-
deramente importante es que su perfil objetivo sea el mejor para ese puesto. No
debe importar que esa persona sea o no de la familia. No hay que llamarse a en-
gaño: si unmiembro de la familia fuese propuesto para asumir un puesto de res-
ponsabilidad sin estar preparado para ello, no llegaría a ganarse el respeto de los
subordinados y muy probablemente sería un fracaso para él y para la empresa.
La gran pasión vital de Joaquín Arias, a sus 83 años, sigue siendo la empresa, la
evolución de los negocios y la conversación sobre ellos. Pero también disfruta con
el mundo del vino, los coches antiguos y el mundo del motor en general, la música
Joaquín Arias López | grupo vectalia
LA FUERZA DE LA ILUSIÓN Y LA TENACIDAD
