Los que dejan huella - 20 historias de éxito empresarial - page 282-283

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contrario de lo que hacen las empresas habitualmente, porque normalmente las
empresas presentan informes muy buenos y luego la realidad no siempre es tan
buena; en cambio, cuando uno ve los papeles de su empresa, son un desastre…”.
Era la verdad: en administración éramos realmente malos. Leandro dotó a la
empresa de una organización y un funcionamiento que no tenían conmigo. Mi
hijo menor, tambiénmuy buen estudiante, contribuyó a darle unmayor espíritu
científico y técnico a la empresa.
Ahora, Hugo Sigman se dedica dentro del Grupo Chemo a una sola cosa: a la
biotecnología. La biotecnología ya está revolucionando el negocio farmacéu-
tico. Los productos biotecnológicos representan el 15% del mercado mundial,
estimado en más de 600.000 millones de dólares y se prevé que en los próxi-
mos cinco o diez años lleguen a ser el 25% del negocio mundial. En mAbxcien-
ce, la filial de Chemo especializada en biotecnología, se investigan, desarrollan
y fabrican medicamentos para distintas áreas terapéuticas. Esta firma, que
nació con vocación de ser un referente internacional, tiene el compromiso de
preservar y mejorar la salud y la calidad de vida de los pacientes, facilitando
el acceso a medicamentos de alta calidad, seguridad y probada eficiencia tera-
peútica. mAbxcience tiene dos fábricas en Buenos Aires equipadas con tecno-
logía de última generación: pharmADN y Sinergiun Biotech. La primera es la
mayor planta de producción de anticuerpos monoclonales en América del Sur.
También en Argentina posee una de las diez fábricas del mundo autorizadas a
producir vacunas antigripales. A Sigman le preocupan mucho los altos costes
de la investigación y de las pruebas, que repercuten en elevadísimos precios de
los fármacos, poco asequibles al bolsillo particular y a las vigentes economías
de recorte del gasto público en sanidad.
Trabajamos desde hace 17 años con los productos biotecnológicos. Una línea
se orienta al descubrimiento de nuevos productos, con seis líneas de investiga-
ción en cáncer. La otra son los biogenéricos, de la que me ocupo personalmen-
te. Montamos una pequeña fábrica en Argentina para producir las materias
primas de los productos biotecnológicos y abrimos allí en octubre de 2012, en
asociación con Novartis –un tercio ellos, dos tercios nosotros–, otra planta
bastante grande para fabricación de vacunas y productos biológicos.
Estos son productos de altísimo riesgo en la producción: un lote de uno de
estos productos vale dos millones de dólares. Es decir, si te va mal con un lote,
te va mal con dos millones. Con esas cifras parece sensato empezar con cautela,
con producciones más pequeñas. Hay una gran confusión respecto a los pro-
ductos biotecnológicos. Las agencias de regulación todavía están confundidas
porque las moléculas biotecnológicas sonmuchomás grandes que las orgánicas
y, además, los productos biotecnológicos son una mezcla de proteínas y azú-
cares, lo que obliga a realizar análisis tradicionales y análisis espaciales para
ver si los azúcares que rodean a las proteínas espacialmente están distribuidos
igual que el original. Los organismos regulatorios están planteando repetir los
estudios clínicos en relación con el original, lo que supone una inversión muy
grande por producto. Los productos biotecnológicos son pocas unidades a al-
tísimo precio y son de uso perentorio para enfermedades donde el paciente se
juega la vida. Las instituciones sanitarias, las compañías de seguros, casi no le
pueden decir que no a uno de estos productos, pero el costo que representa para
el sistema sanitario o para el seguro privado es enorme, cada vez mayor.
Los nuevos productos biotecnológicos pueden costar entre 120.000 y
200.000 dólares por paciente y año de tratamiento. Es muy difícil que una per-
sona pueda afrontar ese gasto a menos que tenga mucho dinero. Los sistemas
públicos de sanidad han entrado en crisis y eso agrava el problema. En cambio,
esos productos son muy rentables para las compañías que lo desarrollan, pero
para el paciente, y para la financiación del sistema público de salud y de las
compañías de seguros, es un grave problema de dimensión global.
He podido hablar con varios ministros de sanidad y todos reconocen que
el problema es muy complejo. De hecho, algunos países han eliminado pro-
ductos de uso obligatorio en el tratamiento del cáncer. En este momento hay
en registro 150 nuevos productos biotecnológicos contra el cáncer, la artritis
reumatoide y otras muchas enfermedades que ponen la vida en riesgo. Las
asociaciones de pacientes, los médicos, los jueces, todos, tienen algo que de-
cir, porque el paciente puede pedir recurso de amparo al juez, es cuestión de
vida o muerte, se lo conceden y el funcionario público, antes de ser acusado
por abandono de persona, ya que es una acción penal, no tiene más remedio
que pagar el medicamento. Vivimos un gran conflicto entre lo extraordinarios
que son estos productos, el costo que tienen, la posición de las agencias de
regulación y la situación que tienen los sistemas públicos de salud y las com-
pañías de seguros médicos.
Hay muchos intereses en juego. Por un lado, están las dueñas de las pa-
tentes que, lógicamente, dicen: “He invertido mucho en este producto, la
HUGO SIGMAN | GRUPO CHEMO
BIOTECNOLOGÍA PARA UNA SOCIEDAD MÁS SANA
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