Los que dejan huella - 20 historias de éxito empresarial - page 286-287

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actividad mucho más tranquila, sin los riesgos que corres con los activos
financieros o con la industria y, además, se genera trabajo y actividad para
mucha gente.
Me gustan mucho las actividades culturales. A lo largo de la vida he ido pos-
tergando muchas cosas por dar prioridad a la empresa, pero las aplacé, no las
olvidé. Me divierto con la productora de cine, hacemos un cine de autor bastante
bueno con un éxito comercial aceptable. También tenemos una pequeña edito-
rial donde editamos libros. Es una actividad en la que se pierde dinero, pero yo lo
siento como una devolución a la sociedad de lo que la vida me ha dado.
Silvia Gold es tan protagonista de la historia del grupo Chemo como Hugo
Sigman. Ambos comparten el trabajo en investigación básica, aunque con pro-
ductos distintos. Chemo tiene un compromiso explícito con la igualdad efecti-
va, con la defensa y aplicación del principio jurídico universal de igualdad de
hombres y mujeres, con el propósito de promover internamente la igualdad de
trato y de oportunidades para ambos sexos. El matrimonio ha promovido la
Fundación Mundo Sano, una institución de ámbito internacional y sin ánimo
de lucro dedicada a la investigación práctica y aplicada de enfermedades tropi-
cales desatendidas (ETDs). Nacida en 1993, Mundo Sano desarrolla y gestio-
na modelos de intervención, de colaboración público-privada, para integrar la
investigación científica y el desarrollo social, transfiriendo la tecnología a las
comunidades afectadas y a las áreas endémicas más vulnerables. Silvia y Hugo
también alientan iniciativas para favorecer el desarrollo económico y educativo
de zonas muy desfavorecidas.
Silvia no es una mujer que simplemente acompaña a su marido, sino que
siempre trabajó tanto o más que yo. Normalmente, la esposa acompaña con
paciencia el trabajo del marido. En nuestro caso, fue al revés. Nuestro pro-
blema fue encontrar el lugar de cada uno sin pisarnos los pies el uno al otro.
Fue un esfuerzo muy grande porque, al principio, no existía diferencia entre
la casa y el trabajo. Estábamos los dos en la oficina, porque seguíamos lle-
vando el trabajo a casa. Con mucha frecuencia, invitábamos a cenar en casa.
Primero, por la atención a los clientes y, segundo, porque siempre quise que
mis hijos conocieran otras culturas. A casa venían hindúes, chinos, asiáticos…
era otra forma de que ellos aprendieran a respetar y a sentir como iguales a
personas con hábitos muy distintos.
La casa era comouna extensióndel trabajo y encontrar el lugar de cadaunono
fue fácil. En este momento lo tenemos muy bien definido: compartimos el traba-
jo en investigación básica pero con productos distintos. Los dos creamos Mundo
Sano
,
que revitalizamos hace diez años y se dedica al estudio e investigación de
las enfermedades olvidadas. En el mundo hay clasificadas 17 enfermedades ol-
vidadas. Son las enfermedades de la pobreza, las enfermedades donde no hay in-
versión en medicamentos, porque no hay quien los pueda pagar. Solo los pueden
pagar los sistemas de salud o las donaciones. Mi suegro, en sus últimos años de
vida, combatió contra una enfermedadmuy habitual en el continente americano:
la enfermedad de Chagas. Mundo Sano ha coordinado esfuerzos que han permi-
tido la fabricación de Benznidazol, un medicamento indicado para tratar la en-
fermedad de Chagas. Mundo Sano es la continuación de la fundación creada por
mi suegro y que Silvia engrandeció con su esfuerzo y trabajo. En la fundación no
hay voluntariado, trabajan 80 personas pagadas totalmente por nuestra familia
que se dedican a investigar y a generar modelos de tratamiento que puedan ser
transferidos al sector público en enfermedades olvidadas, con un alto grado de
compromiso. No damos dinero para beneficencia, porque la mejor beneficencia
es el compromiso personal, es poner el cuerpo y alma en este tipo de trabajos.
Cuento con orgullo una anécdota. En enero de 2012 la Fundación Bill
y
Melinda Gates convocó en Londres una reunión con el objetivo de disminuir
la incidencia de las enfermedades olvidadas para el año 2020. Allí estaban
la Organización Mundial de la Salud (OMS), varios organismos públicos de
ayuda sanitaria, las 13 multinacionales farmacéuticas más grandes del mundo
y Mundo Sano fue la única ONG que asistió. Bill Gates estuvo muy generoso,
porque a los únicos a los que mencionó en su discurso de agradecimiento fue
a mi mujer y a mí. Fue un reconocimiento internacional a la Fundación.
Siempre hemos tratado de buscar iniciativas empresariales de las que se
puedan beneficiar grupos sociales desfavorecidos por las zonas en que habi-
tan. Por ejemplo, en el campo existen recursos que la gente no usa. Tenemos
un campo en la Patagonia. Ahí vimos que había maderas nobles que la gente
solo usaba para calentar sus hogares. Levantamos un taller de carpintería para
darle un uso con alto valor añadido a esas maderas. El taller, también escuela
de formación, evolucionó hasta convertirse en Solantu, una empresa que utili-
za diseñadores para trabajar con esas maderas.
Y lo mismo con la piel de cocodrilo. En el norte de Argentina hay un tipo
de cocodrilo, el yacaré, al que los habitantes de la zona cazaban de forma
HUGO SIGMAN | GRUPO CHEMO
BIOTECNOLOGÍA PARA UNA SOCIEDAD MÁS SANA
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