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furtiva para vender la piel y la carne. Desarrollamos una técnica que se llama
ranching
: se toman los huevos del nido del yacaré, se incuban, nacen los yaca-
rés, los crían en piscinas hechas para tal fin y se devuelve a su lugar de origen
el 10% de los yacarés que nacieron, es decir, un porcentaje de supervivencia
diez veces mayor de lo que sucede en condiciones naturales. En condiciones
naturales sobrevive el 1%, porque los pájaros, los zorros, el propio canibalis-
mo entre los yacarés, reduce la supervivencia a ese porcentaje. Se les paga a
los campesinos por la información de dónde están los nidos y después se les
enseña a recoger los huevos con una técnica especial. Los campesinos obtie-
nen ahora muchos más ingresos que con la caza furtiva. Hoy, en esa industria,
hay 35.000 yacarés en crianza.
La sensibilidad humana y empresarial de Hugo Sigman se extiende y refleja en
los compromisos de su heterogéneo grupo de compañías. La apuesta clara por
la innovación, por el compromiso por minimizar el impacto medioambiental de
sus actividades, y por la igualdad efectiva de oportunidades en el ámbito de los
recursos humanos, sitúa al hombre, al científico y al empresario en una privile-
giada posición para analizar un entorno complejo, diagnosticado de una enfer-
medad llamada crisis y con problemas de difícil solución.
Siempre he pensado que la deuda era impagable. Si usted compra un aparta-
mento, un piso y pide una hipoteca, ¿cómo paga la hipoteca? Tiene que aho-
rrar; si no ahorra no puede pagar la hipoteca. Si uno tiene una deuda creciente
con un tipo de interés cada vez más alto y, en lugar de ahorrar, cada vez gasta
más, estamos en una encrucijada de difícil solución… No sé si viviré para verlo,
pero creo que será necesario reestructurar la deuda de todos los países que, a
mi modo de ver, no es pagable. Cuando veo a los políticos desorientados, que
de verdad están tan desorientados como la sociedad, me pregunto: “¿Cuál es la
solución? ¿Dónde está?”.
Es un problema que no tiene solución, que se ha dejado crecer y crecer tan-
to a lo largo de 50 ó 60 años que, en mi opinión, ahora no hay quien lo resuel-
va. Hace años la solución a estas situaciones era la guerra. Afortunadamente,
hemos evolucionado para que no haya guerras. Ojalá que nuestra cordura siga
predominando y no cometamos barbaridades. Estados Unidos ha hecho una
cosa muy inteligente, ha activado la economía imprimiendo, de forma que ha
logrado dinamizarla. Pero su situación es mala: debe casi una vez su PBI, tiene
una elevadísima deuda pública y privada… La crisis debe resolverse con cordu-
ra. Los países que han podido ahorrar mucho, como Japón, China, países del
golfo, Singapur, etc. tendrán que hacer un esfuerzo y pagar más para salvar al
sistema de un desastre mundial… Los políticos, estén en la socialdemocracia o
en la derecha europea, me dan pena porque tienen una papeleta dificilísima.
Los miro con piedad y me digo: “¡Lo que va a padecer este pobre tipo!”. Sea
cual sea la formación política, sus fórmulas son más o menos parecidas. Se lo
he dicho muchas veces a mi buen amigo Felipe González: “Felipe, esto no tiene
solución”, y coincidimos con él en que hay que crear una nueva gobernanza del
sistema financiero mundial.
HUGO SIGMAN | GRUPO CHEMO
BIOTECNOLOGÍA PARA UNA SOCIEDAD MÁS SANA
