Los que dejan huella - 20 historias de éxito empresarial - page 40-41

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Mi padre era médico general del Puerto de la Cruz, situado en el Valle de la
Orotava, en Tenerife, en el que en 1956 empezó a crecer el turismo de una
manera espectacular. Pasaba consulta en la planta baja de nuestra casa y así
tuvimos contacto con la medicina desde muy pequeños, bien acompañándolo
en visitas a domicilio o con los heridos que llegaban a casa. Recuerdo que mi
padre se pasaba las noches yendo de hotel en hotel a tratar a los enfermos; lle-
gó incluso a formar enfermeras para que lo ayudaran. El alcalde Isidoro Luz
Carpenter puso mucho de su parte para que así fuera: se construyeron calles,
se mejoraron infraestructuras, empezó a subir el nivel de vida y también el nú-
mero de habitantes de la población.
El
boom
turístico también se notó en la pequeña consulta de mi padre. De
repente, se registró un incremento de accidentados en las obras de los hoteles.
Aún se tardaba más de una hora en llegar a las clínicas de la capital (Santa Cruz
de Tenerife), no había ambulancias, no había intérpretes que tradujeran a los pa-
cientes extranjeros y la presión de los turoperadores favoreció el nacimiento de
un primer hospital. Había una necesidad tremenda… El principal promotor de
un hospital en el norte de la isla fue mi padre. Su sueño era levantar una clínica.
Yo estudiaba en Madrid para hacer la especialidad y mantenía corres-
pondencia con él. Había una comunicación permanente. Todas las semanas
mi padre me escribía y yo soñaba con ser su socio. Llegué a Tenerife en 1964,
justo cuando un amigo de mi padre, Antonio Bonny, promovió una urbaniza-
ción y reservó un solar para él: “Tino –mi padre se llamaba Celestino–, este
solar es para ti, lo coges y me lo pagas cuando puedas… ¡Olvídate del dinero, tú
haz la clínica!”. Mi padre tardó varios años en pagarle. Otro amigo arquitecto,
Antonio Labrada, le dijo lo mismo: “Te hago los planos de la clínica y ya me lo
devolverás”. Así empezó la historia. Creamos un consejo de administración,
contratamos un constructor que era un hombre excelente, y que nos aguantó
durante dos o tres años. Los viernes eran días de pago, pero se montaba un
lío enorme porque no teníamos dinero para pagar... Un día apareció un se-
ñor llamado Quintín Melo, que tenía una casa de préstamos, y acudíamos a él
para que nos prestara ayuda. Da la casualidad de que su nieto es hoy nuestro
Sueños de bata blanca
Pedro Luis Cobiella Suárez
(Puerto de la Cruz, Tenerife,
1937) es el impulsor del sueño
de su padre, Celestino Cobiella
Zaera, un médico general que en
1969 levantó con gran esfuerzo
la Clínica Bellevue en Puerto
de la Cruz, embrión de lo que
hoy es el Grupo Hospiten: 234
millones de euros de ingresos
en 2012, 3.200 profesionales
y una presencia internacional
que llega, además de a España,
a República Dominicana,
México y Jamaica. La historia
empresarial de Pedro Luis
Cobiella es también la historia
reciente de la sanidad privada
y de la medicina española,
un testimonio de cómo los
sueños pueden hacerse
realidad con ayuda del trabajo,
de la inteligencia y de la
perseverancia.
Pedro Luis Cobiella Suárez
Grupo Hospiten
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