Los que dejan huella - 20 historias de éxito empresarial - page 8-9

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singular proyecto que habla mucho y bien de cómo entiende una firma glo-
bal el decisivo papel de los emprendedores en una sociedad tan cambiante y
compleja como la que vivimos. Gracias a Miguel Ducay, gerente de marketing
y comunicación de KPMG, por su inestimable ayuda en la gestión, coordina-
ción y organización de las entrevistas, así como por la revisión final de los tex-
tos. Mi admiración y mi reconocimiento a Ana López Oliver por su paciencia,
constancia y dedicación comprometida a las tareas de elaboración, corrección
y documentación de textos procedentes de más de 60 horas de conversación
grabada, y a Pilar Villarino por su brillante e incondicional ayuda a las siempre
áridas tareas de edición. Fernando López, pionero del fotoperiodismo econó-
mico, es el responsable de que las fotografías de alta calidad reflejen fielmente
la personalidad de los empresarios. Finalmente, gracias a los 20 emprendedo-
res: ellos son los verdaderos protagonistas de este libro. Sus testimonios nos
estimulan y nos empujan a ser mejores empresarios y mejores personas.
Jesús Martínez de Rioja Vázquez
el de entender su empresa como un centro de generación de nuevas ideas, de
innovación, de cambio continuo, o el de llevar una vida coherente y dar con su
ejemplo testimonio de sobriedad y de cariño por las cosas bien hechas.
El lector no encontrará en estas historias leyes de aplicación general a
las empresas porque, ante un mismo desafío o un problema compartido, las
respuestas son dispares. Por ejemplo, no todos los empresarios consideran
adecuado o conveniente tener un protocolo familiar: para unos, es útil; para
otros, una carga que se acepta con resignación; un tercer grupo, simplemen-
te lo desprecia. Las razones emocionales interfieren y complican con fre-
cuencia, se quiera o no, la toma de decisiones y los procesos de cambio en
la empresa familiar. Cada empresa es cada empresa y por eso, como las per-
sonas, no hay dos modelos de sucesión o de transición iguales, ni siquiera
parecidos, aunque el espíritu del consenso sobrevuele las relaciones entre
padres e hijos.
Es ejemplar también la forma en que estos emprendedores han plantado
cara a grandes empresas de la competencia. La palabra vender no está en su
vocabulario… Son capaces de actuar en el mundo entero, de trabajar con me-
nos costes y más flexibilidad, de saber cuándo hay que abandonar un nicho
para abrir otro, de avanzar en la dirección que señalan los clientes. Y procla-
man una excepcional unanimidad: la importancia del cliente. El alimento bá-
sico de cualquier modelo de negocio es mirar siempre al cliente, él te indica la
dirección a seguir, él es el principio y la estrella que guía los procesos de cam-
bio. Lo verdaderamente importante –dicen– es saber qué piensa el cliente, qué
quiere y qué va a querer. Solo desde esos enfoques tan personales se puede ex-
plicar que la competitividad no es solo una cuestión de salarios. También tiene
mucho que ver con la agilidad, la flexibilidad, la reflexión, la conservación del
talento dentro de las empresas.
Una última consideración sobre las experiencias aquí narradas: cuando
empresas y emprendedores cruzan el umbral de la madurez, los beneficios
no son el único objetivo. Importa más la trascendencia, pasar a la pequeña o
gran historia, compartir el éxito, hacer realidad el interés recurrente en que
el proyecto empresarial con sus virtudes y defectos sobreviva a sus funda-
dores o a los herederos de sus fundadores. Es su forma de hacer historia, de
buscarse un merecido lugar en la memoria del éxito.
Gracias a John Scott, socio presidente de KPMG, y a Roberto Bodegas
por animarme y encomendarme la responsabilidad de llevar a la práctica este
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