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cosas importantes, de estrategia, de filosofía del negocio, pero hablamos
muy poco de números. Me gusta que ella sea consciente de lo que hacemos.
Siempre ha estado ahí, a mi lado, desde el primer momento, porque ella tam-
bién tiene espíritu empresarial. Segundo: tenemos cuatro hijos y ella lleva a
la espalda el peso de toda la familia. Eso me ha permitido tener mucha liber-
tad para viajar, para dedicarme a la empresa. Nosotros tenemos una forma de
vivir muy sencilla. Mi mujer es médico y sigue trabajando en lo suyo…
El fundador de Congelados de Navarra reserva buena parte de su tiempo libre
para el deporte y la familia. Practica el ciclismo, el atletismo y la natación.
Yo hago mucho deporte, me encanta. Hace dos años tenía previsto competir en
triatlones, perome caí de la bici y me partí la clavícula, se me descolocó… Pero el
año que viene tengo previsto hacer triatlón. También me gusta mucho estar en
casa, con mi familia y con los amigos. Yo vivo en un pueblo y mi mujer, a veces,
sugiere: “Quizás podríamos ir a vivir a Pamplona o a Tudela”. Y yo le digo: “¡Ni
muerto!, no me sacan de aquí”. Vivo muy bien aquí, en Valtierra, estoy muy a
gusto en mi casa en el pueblo. Mi mujer y yo nos hemos preocupado mucho de
educar a los hijos, ya no en idiomas, en inglés, sino que tengan una mentalidad
muy abierta. Todos han hecho el bachillerato en Inglaterra. Ahora, una de mis
hijas está en Ruanda, han sido voluntarias en las olimpiadas de Londres… Me
siento orgulloso de ser capaz de llevar todo y coordinar, me gusta hacerlo.
Congelados de Navarra es hoy la octava empresa europea del sector. Sus plan-
tas de Arguedas y Fustiñana producen 110.000 toneladas de congelados y es
líder en Europa en brócoli, verduras asadas y verduras fritas. El 65% de sus in-
gresos –82 millones de euros– proceden de la exportación. Con 400 empleados
y un equipo de dirección joven, cualificado y comprometido con el proyecto, su
fundador cree que todavía queda mucho camino por andar.
No pretendemos ser la número uno, ¿eh?, pero sí queremos seguir aprendiendo
de los mejores, por ejemplo, de Ardo, una empresa europea que es líder mundial
en este sector. Su gran valor es la diversificación. Es una empresa muy inter-
nacionalizada, muy global, que ha sabido diversificarse muy bien. Han crecido
mediante compras conmucho sentido, buscando fondo de comerciomás que ca-
pacidad de producción; es decir, los clientes no se compran pero las fábricas sí,
las puedes comprar, es cuestión de invertir. Si inviertes, puedes tener capacidad
de producción. En cambio, vender es diferente, es un proceso más largo y más
costoso. Ellos han ido haciendo adquisiciones y comprando mercado. Eso, sin
olvidar algo muy importante: sus equipos están muy bien organizados.
En Congelados de Navarra, calidad y excelencia son los grandes conceptos de
referencia. La filosofía de Benito Jiménez pasa por la búsqueda continua de la
excelencia y la calidad en el trabajo, los dos pilares de la joven historia de su
empresa pero también las dos referencias del futuro. En su forma de entender
la empresa, el resultado final, la competitividad, es la consecuencia de hacer las
cosas bien y, si es posible, a la primera.
No hay más remedio que ser altamente competitivo. Al final, los precios no los
marcan los grandes distribuidores, los marcamos nosotros, nos hacemos com-
petencia… Si a uno de mis clientes un competidor le ofrece un producto similar
más barato, el cliente me llama y me dice: “O me bajas el precio o tengo otro
que me lo ofrece más barato”. Así que no es la gran distribución la que machaca
a los productores, no, nos machacamos nosotros mismos porque nos hacemos
la competencia. Pero eso es el libre mercado; si no, no habría empresas compe-
titivas. Imagina que en España el gobierno interviniese los precios a los que yo
tengo que vender los guisantes a Dia o a Carrefour: ¿cómo podría vender gui-
santes en Alemania? Sería imposible, porque seríamos totalmente ineficientes.
Las empresas de gran distribución, contrariamente a lo que mucha gen-
te piensa, son nuestros socios. Nosotros, aquí, le damos a la gran distribución
otro tipo de ventajas. Siempre procuramos diferenciarnos de nuestra compe-
tencia, porque si vamos a lo que hace todo el mundo, el único argumento de
competencia que te queda es el precio. Creo que se le pueden ofrecer solucio-
nes a la gran distribución.
La crisis económica que atraviesa España no ha sido muy negativa para Conge-
lados de Navarra. La empresa, fiel a sus ideas, sigue creciendo comercialmente.
El congelado es un producto refugio en economías con dificultades. Vendemos
un producto muy barato y de primera necesidad; además, competimos con las
verduras frescas, que se comercializan a un precio más alto que las congela-
das. Claro, un kilo de judía fresca es bastante más caro que un kilo de judías
El valor de la diferencia
Benito Jiménez cambra | Congelados de Navarra
