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fuerza… Lanzamos también la Cuenta Junior de Banesto, que fue como hacer un
banco nuevo. Queríamos acercarnos a los jóvenes. Por aquel entonces el Central
Hispano llevaba ya más de cuatro años conHispano20, unas sucursales especia-
lizadas en el segmento joven, pero no conseguían captarlos al ritmo necesario.
“¿Qué pasa?, ¿por qué no funciona?”, se preguntaban. Nosotros pensamos que
debíamos investigar. ¡Siempre hay que hacer una investigación, como los cientí-
ficos! Y los jóvenes nos dijeron por qué no les gustaba Hispano20: no querían un
banco anclado en el pasado como el de sus padres pero tampoco uno donde es-
tuviesen aislados y fuera solo para ellos. Querían un banco para todos pero que
los tratara de forma diferente, como jóvenes y de acuerdo a sus necesidades y
gustos, en el modelo de siempre. La conclusión fue no hacer un Banesto20 pero
sí una cuenta especial y una atención que tratara a los jóvenes en el banco de
otra manera. Fue espectacular: captamos 150.000 clientes en menos de un año.
¿Qué hicimos? Darles lo que demandaban: un catálogo de productos que podían
comprar con descuento, cursos de inglés, motos, aparatos de música, becas de
estudios… Ayudó mucho la imagen joven del patrocinio de la Vuelta Ciclista:
Perico Delgado, Induráin… Iniciamos una línea de negocio que no existía hasta
el momento y que supuso un éxito enorme, porque, además, habíamos planifica-
do que el saldomedio por cuenta para que fuera rentable tenía que ser de 30.000
pesetas de entonces y la media conseguida fue de 70.000, lo que superó todas las
expectativas. Innovamos, intraemprendimos.
Cuando llamó a la puerta el proyecto Openbank del Grupo Santander, me
subí a ese carro porque era precioso, era el momento de las nuevas tecnolo-
gías. Un proyecto realmente ilusionante e innovador: al final hicimos el nue-
vo banco partiendo de cero y fuimos pioneros. Hubo que manejar más de 100
proveedores y muchas tecnologías. Me dijeron: “Ana, lo único que queremos es
que en dos años los índices de calidad seanmejores que los de Bankinter”. Y en
12 meses se había conseguido. Hicimos un banco por Internet en un año. Los
estudios decían que era imposible y los consultores le dijeron a Emilio Botín
que no íbamos a poder hacerlo, que esto requería un año o dos. Y yo me dije:
“Pues lo vamos a hacer en menos tiempo”. En dos semanas hicimos el banco
por Internet, aunque la gente no se lo crea. El truco estuvo en buscar y en-
contrar los socios adecuados que te pueden ayudar, que están en el mercado, y
ganarle tiempo a la competencia en muchos temas.
Posteriormente, en un momento dado, me decidí a lanzar Ideas4all,
que
llevaba rumiando quizá más de 15 años en la cabeza… Y es que todos tenemos
ideas a lo largo de nuestra vida personal y profesional que se van quedando en el
camino. Y todos tenemos la sensación de que muchas veces se desperdician, se
van a un limbo, no se hace nada con ellas, ni siquiera las comunicamos o las com-
partimos. El proyecto era bastante ambicioso y, hace cinco años, cuando decidí
que había llegado el momento de hacerlo por mi cuenta y dejar de trabajar en
proyectos de otros, lanzamos Ideas4all.
Ana María Llopis ha tratado de llevar a Ideas4all esa filosofía: crear un lugar
donde las personas con ideas puedan compartirlas, porque todo el mundo tiene
ideas que, en su opinión, merece la pena compartir.
La firma tiene dos pilares que son como vasos comunicantes y se retroalimen-
tan. Mi sueño era tener la red social de ideas más grande del mundo y trans-
formar el proceso de innovación en las empresas, en las instituciones, en la
administración pública, en la ciudadanía… La primera parte ya la tenemos:
una web que tiene más de 180.000 usuarios, incluyendo los 40.000 de China,
y que funciona. Aunque todavía no funciona como yo quería. Por eso sigo dán-
dole vueltas.
La parte de compartir ideas funciona. Los usuarios vienen, entran, votan,
comparten, comentan… Eso va bien. Pero lo que a mí me parecía más obvio, la
presencia de emprendedores y de
business angels
dispuestos a estudiar ideas y
a financiarlas, no es como a priori esperaba o suponía.
Hay que ser realistas y reconocer que no todas nuestras ideas en Ideas4all
son buenas. Algunas son ocurrencias, conceptos sencillos, temas familiares,
casi recetas, o pinceladas… pero hay otras realmente muy buenas, unas 2.000
ideas, en las que merece la pena invertir. Esa segunda parte es la que aún no
hemos conseguido desarrollar. Hay ideas en cada una de las 25 categorías que
son magníficas, hay ideas para muchas cosas. En un futuro estoy segura de que
se conseguirá.
Y, ¿dónde está el modelo de negocio? ¿Con qué tenemos ingresos? Pues está
en que ponemos una “idea4all” al servicio de las empresas. Nuestra plataforma
sirve para democratizar el proceso de generación de ideas en la empresa. Todo el
mundo participa en igualdad de condiciones, todos ven las ideas de todos, de for-
ma que esas ideas se filtran por lamultitud, por el grupo, que sabe sacar lasmejo-
res ideas a la superficie… Y las compañías deciden cuántas de esas ideas pueden
realizar al año. Con que consigan hacer tres al año es suficiente, y mejorarán
ANA MARÍA LLOPIS rivas | IDEAS4ALL
EL PODER DE LA CURIOSIDAD
