Los que dejan huella - 20 historias de éxito empresarial - page 176-177

176
177
A los 24 años, con el título de Ingeniero de Caminos debajo del brazo, traba-
jaba en Córdoba para la Confederación del Guadalquivir. Era el comienzo de
la década de los 60 y en aquel momento no teníamos de nada: ni camiones, ni
herramientas, ni maquinaria. Para cortar el río tuve que utilizar una reata de
burros como si estuviera en el siglo XIX.
Yo estaba entonces recién casado. Mi mujer, bilbaína, embarazada, sopor-
taba estoicamente la vida de una joven ama de casa perdida en la Sierra de
Córdoba… Entonces, el director de la Confederación, que estaba soltero y te-
nía 70 años, sin querer ni oír hablar de la jubilación, decidió abrir una empresa
de ingeniería y me propuso acompañarlo para emprender la aventura con él.
Como yo era el último ingeniero de la Confederación me sabía el único capaz
de animarse a semejante osadía. Porque solo así podía calificarse ese negocio
en la Sevilla de los 60.
Con su llamada, vi el cielo abierto y el pretexto perfecto para devolver a mi
mujer a la civilización y poder regresar a la ciudad donde había nacido.
Empezamos a trabajar con un Seat 600, muy poco dinero y mucha ilusión.
No fue fácil. Pasamos momentos muy duros porque sabíamos que durante mu-
chos meses no podríamos cobrar el sueldo. Esta situación me obligó a volver a
dar clases, algo que cuando terminé la carrera, a base de becas, me había pro-
metido no volver a hacer jamás.
Pero a la fuerza ahorcan, y me incorporé a la Universidad de Sevilla como
profesor para sacar a mi familia adelante. Aquel ambiente intelectual me
cautivó. Al final, hice el doctorado, las oposiciones y logré ser catedrático de
Estructuras en la Escuela de Arquitectura de Sevilla.
Me jubilé de la cátedra hace seis años, y he de reconocer que gran parte de
lo que soy, se lo debo a ella. La universidad de aquella época, porque ahora ha
perdido muchísimo a mi juicio, me parecía maravillosa. La empresa se benefi-
ció bastante de mi paso por una docencia que me obligaba a estar al día de las
últimas técnicas, y empaparme de todo cuanto se iba publicando en Estados
Unidos… Había una simbiosis que enriquecía a ambos: la universidad ganaba
con mi experiencia empresarial y la empresa mejoraba con la cátedra.
La suerte hay que salir a buscarla
José Luis Manzanares Japón
(Sevilla, 1941), doctor ingeniero
de Caminos, catedrático y
escritor, ha dedicado toda su vida
profesional a la empresa familiar
Ayesa, que hoy en día se encuentra
entre las 34 primeras empresas
de ingeniería en Europa.
José Luis Manzanares Japón
Ayesa
1...,156-157,158-159,160-161,162-163,164-165,166-167,168-169,170-171,172-173,174-175 178-179,180-181,182-183,184-185,186-187,188-189,190-191,192-193,194-195,196-197,...320
Powered by FlippingBook