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a ellas mismas, según recoge el estudio
Una visión de la empresa familiar excelente
,
realizado por KPMG para el IEF. Allá donde hay implantada una empresa
familiar encontramos unas relaciones laborales de mayor calidad y un impacto
amortiguador en los ciclos económicos, cuestiones que se traducen en un menor
nivel de conflictividad y una mayor estabilidad social.
También se aprecia en nuestros protagonistas una virtud ciertamente en
desuso en la sociedad actual, como es la visión a largo plazo. Una obligación
siempre incómoda, pero que resulta imprescindible en este universo.
El empresario familiar no es el dueño de su empresa, es tan solo un custodio
de un patrimonio que ha de transmitir, en las mejores condiciones posibles, a
la siguiente generación. Nosotros no heredamos la tierra de nuestros padres, la
tomamos prestada de nuestros hijos.
Los veinte empresarios elegidos por KPMG para protagonizar este volumen
son también un ejemplo de adaptación al cambio. Incluso, podría decirse que
ellos y sus compañías son en sí mismos motores de la transformación de nuestra
economía, nuestra sociedad y nuestra cultura.
La vida de los empresarios familiares está llena de trabajo y noches en vela.
De comienzos difíciles y de crisis y oportunidades. De metas inciertas. También
de sueños e ilusiones y, por supuesto, de dejar en el camino las huellas que han
de seguir sus sucesores.
Javier Moll
Presidente del Instituto de la Empresa Familiar