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que compraba cinco millones de dólares, después de dos horas hablando de
temas técnicos, me preguntó:
- ¿Pero usted es el presidente?
- Sí.
- Pero si usted es español y vive en Madrid, ¿cómo viene a visitar a un cliente que nunca
le ha comprado en Utah? No lo entiendo. Yo le compro todo a una multinacional y en 15 años
solo vino a verme una vez un jefe de ventas. Y de eso hace 10 años. Solo me visita cada tres
meses el representante de la zona, que va a comisión.
¡Salí con un pedido de 300.000 dólares debajo del brazo!
Y me dijo:
“You are the easiest company to do business with”
(la compañía más
fácil con la que hacer negocios). ¡Qué frase tan bonita! Parece estúpido, pero
cuánta verdad encierra ser una compañía fácil para hacer negocios. Eso me
llenó de orgullo. Suelo insistir a las personas que trabajan conmigo:
“Decid las
cosas estúpidamente sencillas: es más rápido, más barato y las entiende todo el mundo”. Stu-
pid simple
. Eso lo aprendí hace 30 años cuando trabajaba como ingeniero del
director técnico mundial de Siemens:
“Clemente, design stupid simple”.
En algún lugar dejó Clemente González Soler escrito que, por muy
duras que sean las circunstancias a las que haya que enfrentarse, de
nada sirve llorar; porque la clave consiste siempre en sobreponerse
y continuar trabajando para ganar el futuro. “Porque siempre
hay futuro”, quiere remarcar especialmente este empresario que
se ha hecho a sí mismo a golpe de curiosidad, empeño y trabajo.
“Siempre hay futuro a condición de ponerle a la vida muchas
ilusión y ganas”, matiza el empresario. Y a fe que hay que creerle,
pues su vida no ha sido otra cosa que una carrera de dificultades
superada a fuerza de tesón y optimismo. Y aún nos deja otra pista...
La vida es algo muy bonito, y hay que vivirla cada momento e intentar
ser feliz con lo que se hace. La vida, más que un riesgo, es un reto. Y a mí me
apasionan los retos.