Los que dejan huella - 20 historias de éxito empresarial - page 284-285

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investigación es muy cara y tengo que ser retribuida por esto”. Las compañías
que desarrollan nuevos productos, si no tienen beneficios y la investigación
es muy cara, no pueden seguir. Es un problema de difícil solución agravado
porque, habitualmente, en un producto orgánico, cuando vencía la patente, al
día siguiente el genérico estaba en el mercado. En biotecnología, cuando vence
la patente, el producto no está en el mercado inmediatamente, porque lo impi-
de la obligación de hacer nuevas investigaciones. Hay fármacos con la patente
vencida y, sin embargo, no hay ningún genérico o muy pocos. ¿Por qué? Porque
todos estos estudios que impone la ley hacen que la patente se prolongue de
facto muchísimos años: una patente de 20 años se acaba convirtiendo en una
patente de 30 años.
Si tuviera que elegir, me inclino por el derecho del paciente al acceso a un
medicamento. En muchas comunidades autónomas de España está suspen-
dido el suministro de estos medicamentos porque no los pagan. Por ejemplo,
Roche suspendió el suministro de estos productos. En Grecia pasa lo mismo y
también en otros países.
Chemo se configura como un grupo de empresas de carácter familiar y Hugo
Sigman tiene sus propias ideas sobre la influencia de este carácter en la gestión.
Su criterio siempre ha sido tener más recursos propios que deuda. Sin estar en
Bolsa, por el elevado coste que supone en cumplimientos regulatorios y atención
a los accionistas, ha podido crecer de forma orgánica hasta construir un grupo
de tamaño más que notable. Después de introducirse en el negocio industrial en
los 80 y lanzarse una década después a la fabricación de formas farmacéuticas
terminadas de alto componente tecnológico, en el siglo XXI Chemo diversifica
su actividad e inicia la comercialización de medicamentos de marca enfocados
a la salud de la mujer. La sociedad firma acuerdos con empresas farmacéuticas
de referencia y establece una sólida presencia en Europa, Iberoamérica, Estados
Unidos y Asia Pacífico. En 2005 inaugura su segunda planta en España, León
Farma. Chemo está presente en más de 40 países, en los que desarrolla, fabrica y
vende principios activos y medicamentos: más de 100 moléculas y 50 fármacos.
Somos una empresa familiar pero la familia en este caso es muy pequeña, de
cinco miembros. Lo decidimos así porque yo creo que un excesivo número de
familiares en la empresa siempre es un problema. Solo tenemos dos hijos que
trabajan en la empresa. El otro ha decidido dedicarse a la ciencia y lleva un
estilo de vida en el que le interesa poco el dinero: es profesor universitario,
trabajó seis años en Estados Unidos, cuatro en Francia, tiene un laboratorio
y, digamos, es más autónomo en sus relaciones familiares. En el grupo, la tran-
sición ya está hecha: Leandro ha asumido el liderazgo porque es ocho años
mayor que Lucas y, a estas alturas, yo prefiero dedicarme a las cosas que me
gustan y dejar los problemas de la gestión en sus manos.
En mi país, Argentina, he visto grandes fortunas derrumbarse por la
inestabilidad monetaria. Grandes proyectos que se levantaron con deuda en
divisas, se vinieron abajo por una devaluación. Fortunas enormes desapare-
cieron rápidamente. Siempre he sido tremendamente conservador. Nuestro
grupo tiene más recursos que deudas y yo no podría vivir de otra forma.
Algunos colegas me dicen: “El problema de su empresa es que no están sufi-
cientemente endeudados”. Ahora estamos un poco endeudados porque he-
mos hecho inversiones en nuevas empresas, pero mientras yo tenía la gestión
directa nuestra deuda era cero. Yo gestioné la empresa como un tendero, lo
que entraba y lo que salía. No me podía ir a dormir sabiendo que estaba en-
deudado porque venía de esa cultura, más primitiva, menos ilustrada. Y no
lo digo con orgullo sino como un defecto mío, pero me superaba y no podía
dormir tranquilo si tenía deuda.
Tampoco la Bolsa me atrae. Hay muchas exigencias regulatorias y requiere
fuertes inversiones en viajes por el mundo tratando de explicar a los fondos de
inversión las bondades de la empresa. Eso implica no trabajar en la empresa
porque uno vive literalmente viajando y buscando inversores en Inglaterra,
Estados Unidos, etc. ¿Por qué hay que vivir así? Nosotros somos más peque-
ños, queremos un desarrollo orgánico, que nos permita vivir tranquilos sin
todo esto. Sin la Bolsa hemos construido un grupo notable.
Además de la actividad farmacéutica, el grupo está presente en actividades
agropecuarias y forestales en Argentina. La empresa forestal es la tercera del
país. Y Sigman tiene una inquieta personalidad que le ha hecho desarrollar ini-
ciativas en el mundo de la cultura, en la literatura y el cine.
La actividad agropecuaria y forestal tiene dos cosas extraordinarias: la pri-
mera es que se trabaja en el campo, no en la oficina. Me gusta la vida en el
campo, es muy placentera. La segunda es que los riesgos son mucho meno-
res. No te la juegas todos los días como en el negocio farmacéutico. Es una
HUGO SIGMAN | GRUPO CHEMO
BIOTECNOLOGÍA PARA UNA SOCIEDAD MÁS SANA
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