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Entonces las colonias eran los mercados más fáciles para un exportador espa-
ñol. Allí, los españoles estaban en su casa. Ir a Argentina, por ejemplo, costaba
un pocomás porque la guerra por la independencia había dejado un sentimiento
poco proclive a los españoles. Se exportaba también a Estados Unidos a través
de México… Pero el negocio se va al garete y se vende.
Mi madre, heredera de los Sala, se había casado con Pere Ferrer Bosch, de la
finca La Freixeneda, muy cercana a la que tenían los Sala en San Quintín. Pere
Ferrer había estudiado, tenía una preparación mejor que la de mi abuelo, que
se dedicó mucho a la política y menos al comercio, y en 1914 se dijo: “Tenemos
bodegas, tenemos fincas con vinos, lo tenemos todo, ¿por qué no ponemos otra
vez en marcha esto?”.
Y así lo hicieron. En las instalaciones de Sant Sadurní, que había hecho mi
abuelo, mi padre reinició el negocio: puso en marcha la iniciativa, recuperó el
espíritu comercial y empezaron a trabajar. Codorniú también había empezado
hacía poco pero nos llevaba unos años de adelanto. Mi madre me decía que la
ventaja de Codorniú respecto a Freixenet se debía a que ellos pudieron aprove-
char la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y nosotros, en ese momento, prác-
ticamente nos estábamos preparando. En nuestras estadísticas, las primeras
bodegas que se abren de esta casa son de 1914. Pero claro, no tenían
stock
, y no
podían atender una demanda grande como sí pudieron hacer los Raventós.
Pere Ferrer estaba especialmente capacitado para la comercialización.
Vendía, al principio, en España. Luego, comenzó a exportar a Islandia, porque
unos acuerdos comerciales con España permitían el trueque o intercambio: los
islandeses enviaban bacalao y los españoles lo intercambiaban por vino. Desde
el principio se inclinó por elaborar exclusivamente cava con el método de la
Champaña (Francia).
Mi abuelo se dio cuenta muy pronto de que el mercado español era pe-
queño para sus ambiciones y las de su mujer. Mi madre se dedicaba mucho
al negocio: le apasionaba el laboratorio y, mientras mi padre viajaba, ella se
quedaba aquí con sus padres. El día que murió, con 88 años, había estado por
la tarde trabajando. Sabía muchísimo de vino. Gran parte de lo que yo sé de
Cómo fraguar la excelencia de una marca
Para conocer la historia del
Grupo Freixenet hay que
remontarse a 1861. Ese año el
Gobierno crea las contribuciones
y el bisabuelo de Josep Ferrer ya
se dedicaba a la comercialización
y exportación de vinos. A su
muerte, las necrológicas de
la prensa comarcal y local
decían que era el fundador de
la primera casa exportadora de
vinos de Sant Sadurní d’Anoia.
La filoxera y la pérdida de las
colonias españolas obligaron a
su heredero, Joan Sala Tubella,
abuelo de Josep Ferrer Sala, a
cerrar el negocio. Hoy, el Grupo
Freixenet es un líder mundial
en la venta de vinos espumosos,
con una facturación de más de
500 millones de euros.
Josep Ferrer Sala
Freixenet
