Los que dejan huella - 20 historias de éxito empresarial - page 148-149

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Cuando nos incorporamos a Azulejera Valenciana yo estaba estudiando dibujo
lineal y al entrar a trabajar allí me pasé al dibujo artístico, al igual quemi herma-
no José, porque Vicente optó por la escultura.
Así comenzamos a trabajar los tres hermanos. La Azulejera Valenciana
era una fábrica de azulejos y vasijas de mucha calidad. Su director fue un gran
maestro. Al final nos juntamos allí, de aprendices, unos ocho chavales. Mientras
trabajábamos, también estudiábamos en la Escuela de Artes y Oficios. Pronto
mi hermano José y yo empezamos a destacar y, después de aprender en la sec-
ción de composición decorativa, nos apuntamos a las clases de cerámica.
Aprendimos así cosas que no hacíamos en la fábrica y, como trabajadores,
llegamos a tener una situación excepcional porque nos encargaban platos para
gente importante… Nuestro objetivo era llegar a ganar el doble de un salario
mínimo de aquel entonces para poder vivir mejor que la media. En aquellos
momentos, en nuestra casa se pasaba mal y queríamos simplemente mejorar,
ni más ni menos. Sentíamos la necesidad de hacer cosas nuevas, distintas, y
queríamos perfeccionar nuestro oficio, pero en la fábrica se hacían siempre las
mismas cosas.
Dicho y hecho. Fuera del trabajo comenzamos a hacer piezas y a experi-
mentar por nuestra cuenta. A los de la fábrica les molestó y nos tuvimos que
marchar. Así que a partir de aquel momento, en el que además nos pilló la mili
por medio, hacíamos diferentes trabajos: pintábamos abanicos y, con un pe-
queño horno moruno que teníamos en casa, íbamos haciendo alguna que otra
cosa y sacando algún dinero.
Al poco tiempo se abrió una fábrica de porcelana en Almàssera (Valencia)
y nos contrataron porque necesitaban gente especializada en pintar. Estaban
contentos con nosotros pero aquello no duró mucho porque, al cabo de un
tiempo, decidieron contratar la decoración en Madrid y nosotros nos fuimos a
casa. Cuatro meses después nos volvieron a llamar, regresamos a trabajar para
ellos y, después de otro periodo, volvieron a prescindir de nosotros.
Recurrimos al horno que teníamos en casa para comenzar a sacar algún
dinero haciendo de nuevo piezas de cerámica y pintando abanicos. A la gente
La porcelana que conquistó China
A sus 86 años, Juan Lladró,
uno de los tres fundadores de
la empresa que lleva su mismo
apellido, sigue participando en
el negocio que ahora dirige con
sus hijas. La firma valenciana
Lladró continúa, después de 60
años, liderando el sector de la
porcelana de lujo en el mundo.
Presente en más de 115 países, el
trabajo constante y la innovación
son las claves de su éxito. Hijo
de labradores, su ilusión era ser
mecánico, pero un buen día a su
madre le ofrecieron la posibilidad
de que sus tres hijos, Juan, José
y Vicente, aprendieran el oficio
de pintar platos en una pequeña
fábrica, Azulejera Valenciana,
ubicada en la estación de
Meliana, localidad próxima
a la ciudad de Valencia.
Juan Lladró Dolz
Lladró
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