Los que dejan huella - 20 historias de éxito empresarial - page 44-45

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de cirugía cardiaca del Hospital Clínica Universitaria de Navarra. Además
también contamos con un catedrático de la Universidad de Las Palmas Gran
Canaria para el área de radiología intervencionista y procuramos elegir mé-
dicos que trabajaran a tiempo completo con nosotros. Fue atractivo porque
no solo ofrecíamos el puesto de jefe de servicio de este hospital sino llevar los
casos importantes del sur y del norte. Para ellos era una garantía.
Sucedió entonces otro hecho relevante. A finales de los 90, surgió una
oportunidad de un centro en Lanzarote. No había hospital privado y, con un
turismo en plena efervescencia, las autoridades y la sociedad civil querían ha-
cer un hospital. En aquel momento nos dimos cuenta de que la “gasolina” se
había acabado, nuestros recursos eran escasos y no tendríamos posibilidad
de comprarla en muchos años. Yo tenía muy buena relación con José María
Loizaga, presidente de Mercapital, una de las grandes compañías de capital
riesgo de España, porque nos veíamos cada tres meses en un club de golf al
que acudíamos una serie de matrimonios, muchos de Madrid y otros de pro-
vincias… Teniendo en cuenta las limitaciones de los recursos financieros para
continuar con el crecimiento de la compañía llegamos a un acuerdo para hacer
una importante ampliación de capital. Como consecuencia, Mercapital ad-
quirió aproximadamente el 36% del Grupo Hospiten. Y se incorporó, además,
un miembro de la tercera generación de la saga de los Cobiella: mi yerno, el
economista Juan José Hernández Rubio, que fue quien realmente organizó la
empresa y logró aglutinar a un equipo formidable de profesionales. Hasta que
llegó él, yo no gestionaba una empresa sino muchas, porque tenía una socie-
dad por cada centro sanitario. La llegada de Mercapital y la tarea de mi yerno
nos permitieron elaborar un riguroso plan estratégico a medio plazo, crear una
unidad central de gestión, reorganizar jurídica y financieramente la compañía
e iniciar una nueva etapa de expansión. Terminamos Lanzarote, inaugurándo-
se en 1999 Hospiten Lanzarote como el único centro sanitario privado de toda
la isla, y empezamos en República Dominicana y en México.
El plan estratégico de la compañía marcó entre sus posibilidades de ex-
pansión la misión de localizar importantes núcleos turísticos en Europa y
América, donde fueran viables las aperturas de centros hospitalarios de muy
alta calidad. Es así como comienzan a aparecer marcas en un mapamundi de
la sede central en Tenerife. Para nuestro salto internacional fue decisiva la
confianza que mostró en los proyectos de Hospiten el Banco Mundial, a través
de su filial Corporación Financiera Internacional (IFC). Un amigo me dijo un
día que el jefe de Sanidad del Banco Mundial buscaba personas y empresas
deseosas de construir hospitales y de gestionarlos. Fui a Washington acompa-
ñado por el director financiero: ¡madre mía, qué edificio el del Banco Mundial!
Nunca habría imaginado estar allí. Nos recibió un francés muy simpático. Por
suerte hablo francés –ya que mi mujer, con la que estuve casado 43 años, es
francesa–, así que le presenté el proyecto de Bávaro y me dijo: “Mire, noso-
tros por un proyecto de este tipo no vamos a ningún sitio”, a lo que le contes-
té: “Tenemos un proyecto ya hecho en Tenerife y estamos terminando otro en
Lanzarote, vengan a verlos y luego seguimos hablando”. Dos meses después
vinieron a Canarias. Cuando vieron nuestra realidad, nos dijeron: “Si ustedes
hacen un plan parecido a lo que han hecho en Canarias, puedo presentarles
una propuesta de financiación para el Caribe”. Empezamos a funcionar con
ellos y nos ha ido de maravilla, hasta tal extremo que abrimos Bávaro y siguie-
ron Santo Domingo, Cancún, Riviera Maya y ahora Jamaica.
La expansión internacional comenzó por el Caribe con dos centros y continuó
por México con la apertura en 2003 en Cancún y luego en Riviera Maya y la clí-
nica en Puerto Rico en 2006. Ahora el Grupo trabaja en la apertura de un nuevo
hospital en Jamaica, con el apoyo de las autoridades.
Nuestra presencia en República Dominicana se debe a una petición expresa de
los turoperadores europeos. No tuvieron que insistir mucho para demostrar
que el turismo que ellos llevaban a República Dominicana necesitaba dispo-
ner, si llegaba el caso, de una asistencia hospitalaria de primer nivel. Dio la
casualidad de que tanto mi hermano Francisco como yo conocíamos el país.
Estábamos en Casa de Campo, un sitio estupendo para descansar unos días y
desconectar. Nos preocupamos de vigilar el mercado hasta que surgió la opor-
tunidad a través de un ginecólogo dominicano que vivía en Nueva York y que
había comprado un terreno en la zona de Punta Cana. Su proyecto llevaba pa-
rado dos o tres años. Fue el primer proyecto en cristalizar fuera de España.
Celebramos el simbólico año 2000 con la inauguración de un centro sanitario
de referencia internacional en Playa Bávaro (Punta Cana). La alianza con el
IFC resultó tan satisfactoria que, desde ese mismo instante, el Banco Mundial
ha apoyado todos nuestros proyectos en América. De hecho, solo un año des-
pués, adquirimos y reformamos una clínica en la capital de este país, que pos-
teriormente se convertiría en Hospiten Santo Domingo.
SUEÑOS DE BATA BLANCA
PEDRO LUIS COBIELLA SUÁREZ | GRUPO HOSPITEN
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